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          EL BIOMA HUMANO (CONTINUACIÓN) 5ª Parte  
           Como siempre en cursiva lo que ya está publicado. Las páginas se refieren a  la edición escrita.

         Mi intención es demostrar que nuestro microbioma, con el tiempo, 1.500 millones de años, a través de la evolución, prueba y error, nos ha proporcionado nuestro sistema inmunitario. Muy posiblemente, al inicio, tuvimos el mismo tipo de sistema inmunitario interno e intestinal ya que nos debíamos defender de las mismas especies de bacterias y virus de aquel entonces. Inicialmente serían las mismas moléculas, bacteriocinas encapsuladas que actuarían allí donde fueran necesarias. Tenéis que imaginaros nuestro antecesor como unas matriuscas, una interna que sería el tubito, con apertura al exterior, y las células que lo conforman y otra externa también con sus células, epiteliales en este caso y un líquido interno, agua isotónica con la del medio ambiente. Algunas células sueltas, algunas moléculas alimenticias, metabolitos de excreción, oxígeno que se difunde del tubito al interior de las matriuscas y un CO2 que sale hacia el tubito y es excretado con los metabolitos que no sirven. En ese momento nuestro tubito posiblemente tenga un opérculo, nada más, y la entrada y la salida serían la misma.
         Muy posteriormente, cuando este inicio de animal empezó a tener diversas matriuscas y el paso entre ellas fue más complejo, hasta incluso restringido, le obligó a crear un Sistema Inmunitario Interno fiel reflejo del que tenía a lo largo de esa convivencia, copiando de alguna manera la defensa contra los patógenos que lo pudieran invadir, al fin y al cabo eran los mismos patógenos y la defensa la misma. Sin embargo la Naturaleza ahorra toda la energía que puede y decidió tener más a mano el Sistema Inmunitario Interno que evoluciona de otra manera a lo largo de millones de años según las necesidades de cada especie. Con esos millones de años de práctica, adquirimos nuestro propio Sistema Inmunitario  Interno actual que madura gracias a esta infección en el canal del parto de la que estamos hablando.
         Aunque el tubito os parezca un raro espécimen para explicar cosas, en parte os doy la razón, también existen animales en la naturaleza casi tal cual, son Cnidarios, unos animales, alrededor de 10.000 especies, entre los que encontramos a las medusas, corales, pólipos y anémonas, con sistema radial en forma de saco, que se desarrollaron claramente alrededor de un tubito y son de hace unos 600 millones de años, claro que antes que ellos hubo otros y, antes de los otros, algunos más primitivos como el que os describo de hace unos 1.500 millones de años. Todos tienen células urticantes, es una defensa de la agresión externa, aunque también puede ser una primitiva forma de caza, paralizar a la presa para que no haga daño al tubito. Y esta forma primitiva de caza atrae a muchos comensales. Los Cnidarios no tienen dientes y la comida pasa al tubito y se descompone y se absorbe, pero gran parte de ella se desperdicia y atrajo a bacterias, hongos, levaduras, virus, arqueas, en fin a todo bicho viviente que ayudaron en la digestión, tanto es así, que el tubito les ofreció cobijo a cambio de un aprovechamiento mayor de lo que cazaba.
         La comparativa es aplastante: del 100% que asimilamos el 85% lo digiere nuestra biota, bioma o microbioma, como se prefiera llamar y dejemos ya un poco de lado “flora bacteriana”, aunque yo también lo nombro para ayudarme a referenciar el nombre popular. Microbioma o bioma se compone del reino Animalia, Funghy y Plantalia, por lo tanto la flora bacteriana es una parte del bioma, pero no comprende a todas sus partes. Últimamente se referencian virus en el microbioma por tanto habrá que estar al tanto de cómo acaba la cosa (ver enlace).
         Nuevamente el artículo de encabezamiento: Al mismo tiempo, la incidencia de enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario como el asma, la artritis juvenil o diversas inflamaciones intestinales está aumentando. Entre las causas estarían los cambios en la dieta o el abuso de los antibióticos. Pero varios estudios epidemiológicos con niños seguidos durante años han mostrado también que este tipo de enfermedades tienen una mayor prevalencia entre los que nacieron por cesárea.
         Pero no aumentan solo ellas, también las que he citado y otras muchas relacionadas, lo cual viene a decir que no es únicamente por la cesárea sino también, añadido, por el estilo de vida equívoco que llevamos y que nos conducirá a un desastre epidemiológico. El intestino se comunica con los dos cerebros, el primero en el estómago y el segundo en la cabezota, porque somos cabezones. Esa comunicación es la que genera muchas hormonas, equilibrios homeostáticos, digestión y prepara al sistema inmunológico para responder ante un ataque en que nuestro Sistema Inmunológico Intestinal no haya podido hacer frente. Esto es nuevo para todo el que no haya leído el libro, es una nueva definición sobre el que llamo Órgano Inmunitario al incluir el Sistema Inmunitario Intestinal, que no me refiero al Sistema Inmunitario Mesentérico, son conceptos totalmente distintos y actuaciones diferentes, pero el Sistema Inmunitario Intestinal activa en primera instancia al S.I. Mesentérico por si fuera necesaria su actuación y, a través de los millones de neuronas intestinales activamos otros mecanismos para que el sistema de reconocimiento actúen también si los patógenos consiguen atravesar las barreras interpuestas por la naturaleza y la evolución, la conocida permeabilidad intestinal.
         Pues como se va relatando en el artículo de los niños nacidos por cesárea, si les dejamos cojo el Sistema Inmunitario Intestinal, que debe poner en marcha al Sistema Inmunitario “completamente inmaduro” de un bebé, pues no lo conseguirá, o lo realizará a medias y la salud de ese bebé se resentirá a lo largo de toda su vida. Si, además, ese bebé es mujer, al tener hijos y no poder transmitir en su plenitud todo el bioma intestinal, aunque para por el canal del parto la infección será defectuosa y, su descendencia, volverá a tener las mismas enfermedades maternas.
         Si yo no tengo el bacilo de la tuberculosis no te lo puedo contagiar, por el mismo razonamiento una madre no puede contagiar a su hijo lo que no tiene. Eso que no tiene puede ser insignificante, pero podría ser peliagudo, ser responsable de la transmisión de enfermedades o, lo más probable, que algunas enfermedades se aprovechen. Veamos algunos ejemplos posibles, siempre ateniéndonos a la transmisión correcta o no del bioma:Trastornos en el sistema inmune que incapacitan para las relaciones sociales
Un equipo de científicos trata de explicar en ratones por qué fallos en el sistema que nos defiende de los patógenos provocan problemas de sociabilidad como el autismo o la esquizofrenia (ver enlace).
         Y ¿pueden ser enfermedades similares en toda la familia? bajo mi ignorante punto de vista, creo que sí. Pero lo explicaré un poco más claramente y me voy al capítulo IV DE EPIGENÉTICA:
         Nuestros microorganismos tienen la facultad de encender o apagar genes, de especializarse en función del huésped, nosotros, y actuar, atacar, según le complazca y que facilite sus necesidades. Falta saber si son capaces de realizar traslocaciones genéticas en nuestro organismo o al menos, activar o desactivar genes a su conveniencia, otra vez epigenética. Si esto fuera cierto debo afirmar que voy a ser un enfermo crónico toda la vida, a no ser que por otra razón consiga desactivar esos genes que me provocan estos trastornos.
         Con los encendidos y apagados, la epigenética, la complejidad de la herencia recibida se multiplica y, nosotros con menos genes, somos más complejos que otros organismos con más. De esta complejidad resulta que en el Reino Unido una gran cantidad de niños con el síndrome de Beckwith-Wiedemann eran engendrados in vitro. Sencillamente ocurría que en el breve espacio de tiempo, en el que se realiza la fecundación, el óvulo estaba depositado en una placa petri y es suficiente para el encendido o apagado epigenético que provoca el síndrome de Beckwith-Wiedemann multiplicándose por cuatro el factor de riesgo. Así de sencillo. Así de preocupante.
         Este mismo factor de riesgo es el que puede que suframos en muchas familias y dejemos de transmitir ciertos microorganismos que nos podrían ayudar a no tener cierto tipo de enfermedades. Una explicación sencilla con respecto a esta diferencia de defecto genético: en la mayoría de los casos los defectos genéticos los presentan los enfermos y no en todos ellos, nunca se presentan en gente sana, lo cual quiere decir que el gen muta con la enfermedad, posteriormente y no naces con él, no vives con él, sencillamente tienes un desequilibrio en tu bioma intestinal y, por aquello de que te ha tocado, tienes una enfermedad del Sistema Central. Lo normal es que en tu familia dicha enfermedad se repita pues, con la mayor probabilidad, esos defectos en algún tipo de microorganismo harán que ese cambio genético, epigenético en este caso, se repitan y padezcas la enfermedad.
         Veamos un ejemplo: La esquizofrenia, ¿es hereditaria? Y si es hereditaria, ¿lo es de padre/madre a hijo? Y esto es lo que dice: Los estudios sobre las causas de la esquizofrenia se topan en primer lugar con la dificultad de delimitar bien el trastorno, dado que muchos otros trastornos pueden presentar síntomas similares a la esquizofrenia, entre ellos el trastorno bipolar, la depresión, y otros síndromes delirantes. Aún con estas consideraciones, hay evidencia suficiente que sugiere que en la esquizofrenia existe una vulnerabilidad genética sobre la que actúan estresores ambientales para, finalmente, desencadenar la enfermedad.
         Si hemos establecido una relación entre la esquizofrenia y la microbiota, si ahora establecemos otra entre vulnerabilidad genética y esquizofrenia ¿podemos establecer que nuestro bioma no nos defiende correctamente en este caso concreto? ¿Podemos afirmar que el cambio genético se produce por alguna bacteria patógena que se salta las barreras y nos genera un cambio genético? Dejo las respuestas para más adelante.
         Hace poco más de 5 años descubrimos una técnica conocida como CRISPR/Cas9 ¿de qué se trata? en principio sencillo si se entiende sobre lo que hablamos, (os pongo el enlace para que leáis). El ADN se compone de genes, de codones y letras: Adenina, Citosina, Guanina, Timina y Uracilo, solo estas cinco y mediante su combinación, que nunca es al azar, tenemos todos los ADN de todos los seres vivos. La técnica CRISPR lo que consigue es cambiar un grupo de estas letras por otro grupo. Podemos obtener un mutante agrícola (Monsanto ya ha comprado la patente para este campo de aplicación), pero también podemos arreglar un gen mutado y estropeado. Pura ingeniería fantasiosa parece, milagro, algo de siglos venideros.
         No, esta técnica la domina a la perfección la naturaleza, existen bacterias y hongos que pueden modificar genéticamente a otro, siempre igual y siempre en el mismo sitio, por lo que no interviene el azar y, también, aunque no es la misma técnica tenemos una molécula en la piel que nos repara el ADN dañado por la luz UVC y UVB. Esta molécula se activa por la UVA, gracias a una riboflavina y la reparación es simultánea al daño, esa molécula es la pterina, en concreto una tetrahidropterina. Por lo tanto estamos hablando de técnicas que tienen muchos millones de años y, ahora, las estamos descubriendo y patentando y vendiendo, demostrando que la medicina y la investigación están más pendientes del dinero que del bienestar humano.
Eduardo Casasnovas Susanna, El cultivador de lechugas.
         11 de Marzo de 2017; Palma de Mallorca.

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UNA TEORÍA ATREVIDA.
EDUARDO CASASNOVAS SUSANNA.